lunes, 5 de febrero de 2007

Tú y Yo

Tú y Yo en la misma cabeza, Ellos también, te alteran, te ocupan , te distraen, pero Tú sigues siendo Yo, hasta el fin de los días. Maldición divina, regalo de los Dioses, hay cosas que ni las pastillas más fuertes te ayudaran a olvidar, aunque lo intentes a todas horas. Te acuerdas del sitio dónde escondiste la pistola? Claro que sí. Aunque quieras no lo olvidarás nunca. Otro regalo del Creador. Ve a por ella . No puedes escaparte de tu destino. Cárgala. A que te sientes mejor? Corre. No te preocupes por la dirección, es la correcta.
Cuestión de principios.
Ahora retumba la risa, ésta vez de tu propia boca. Estás más cerca de los Dioses que nunca. Y todo por restarle valor a lo más valioso según te decían. Nunca más. Sigue corriendo, ya estás más lejos que nunca, y a la vez más cerca de lo que nunca imaginaste, por fin dejas atrás toda la corrupción ética que tantas lágrimas te costó y te acercas al Edén terrenal. Y la pistola es tu cabeza, sabes que está cargada, y el que se te acerca lo sabe, se nota en el punto blanco que brilla en tu pupila, es la Fuerza, es la Pasión, es tu Super-Yo más íntimo, ese que sólo conociste antes de casi morirte de abuso de pastillas, y sólo tú tenías razón: tu Super-Yo existe. Y el Yo ha muerto. Para siempre. Y si por descuido dejas que vuelva a nacer, signifacará que perdiste la pistola.

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